“Junto a la supervivencia, la reproducción sexual marca el camino del desarrollo de las especies. Los genes cambian, se transforman y buscan un genoma que aporte el mayor beneficio a sus genes en su combinación. Por ello la atracción de semejantes, biológicamente hablando, no deja beneficios”, según la neuróloga Amy Armentrout de la Universidad de Pittsburgh. Los mejores hijos son de padres diferentes, “Las diferencias en nuestros genes y nuestra sangre son buenas, aumenta la variabilidad genética del bebé y refuerza su sistema de defensa”. Fuente
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