El comediante

viernes, 19 de marzo de 2010


Había quedado con mi padre para comer en el Asador Tapería.

—A las dos en punto allí —dijo mi progenitor—. Si no estoy fuera, estoy dentro.

Empujé la puerta exactamente a las dos en punto. La única que estaba allí era una chica alta de pelo largo y lacio que movía algún cacharro detrás de la barra. Di un par de pasos y dejé cerrarse la puerta tras de mí.

—¿Ha llegado ya mi padre? —le pregunté.

La chica se quedó de piedra.

—No... no conozco a tu padre —balbució casi como si ella tuviera la culpa.

—Entonces ponme una cerveza.
Últimamente estoy de un gracioso subido.

"Una vez de que te das cuenta del gigantesco chiste que es todo, lo único que cobra sentido es ser El comediante"
—Alan Moore

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