Las máquinas toman el control

jueves, 6 de agosto de 2009

Si la madurez de una tecnología es proporcional a las suspicacias que levanta, la inteligencia artificial sólo va 35 años por detrás de la ingeniería genética. La élite de la biología mundial se reunió en 1975 en Asilomar, en la bahía californiana de Monterey, para acordar un estándar de seguridad en el entonces incipiente sector del diseño de genes y organismos vivos. Casi 35 años después, la crema de la inteligencia artificial, un sector de las ciencias de la computación particularmente dinámico, ha creído necesario repetir aquella conferencia histórica. Y no es casual que haya sido otra vez en Asilomar.
Los científicos de la computación acaban de discutir la necesidad de poner límites a la investigación en inteligencia artificial y robótica. Algunos están preocupados porque puedan conducir a la pérdida de control humano sobre las máquinas. Algunas son de guerra, como los predator drones, o zánganos predadores, unas avionetas autónomas que sobrevuelan y atacan por su cuenta; otras abren puertas y buscan enchufes para recargarse a sí mismas, hacen experimentos científicos, formulan hipótesis o rastrean un territorio como las abejas. Y para qué hablar de los virus informáticos: eso sí que es puro Asilomar.

La conferencia tuvo lugar el pasado 25 de febrero, fue organizada por la Asociación para el Avance de la Inteligencia Artificial.