Algunas personas son pesadas. No es algo que se pueda evitar, sencillamente lo son. Y están por todas partes. Puede ser un vecino, un compañero de trabajo o un familiar. Es la clase de gente que no sabe acabar una conversación. La clase de gente que siempre, siempre, siempre tiene algo que decirte.
Puede ocurrir que, por circunstancias de la vida, llegues a perder contacto con un pesado. Pero, transcurrido el tiempo, cuando menos lo esperes, te lo acabarás encontrado en alguna parte. Y descubrirás que sigue siendo pesado, solo que ahora, además, tiene cosas que contarte.
La siguiente guía pretende proveerte de una serie de recursos que deberás memorizar para tu próximo encuentro con un viejo conocido pesado:
1. Si pasa un coche patrulla a mi espalda, avísame y tírate al suelo, esos hijos de puta no se volverán a reír de mí.
2. Te tengo que dejar porque quiero ver una cosa que echan en YouTube, ya te llamo si eso.
3. Dios, tengo sangre seca en el calzoncillo y el picor me está matando. ¿Me acompañas a una fuente?
4. ¿Te conté que me había hecho miembro de la Iglesia de la Cienciología? ¿Sonríes?, sí, está bien, hay que sonreír, hay que ser feliz, ¿tienes tiempo para un café?
5. Cómo me ponía tu mujer, a veces todavía pienso en ella cuando, bueno, ya sabes. ¿Sigues con ella o qué?
6. Perdona que no te dé la mano, acabo de superar una lepra y desaconsejan el contacto.
7. Te tengo que dejar, que toca un amigo en el Spotify.
8. Estás muy guapo, pero no me hables de tan lejos, ven, acércate, ¿de qué tienes miedo?
9. Ahora tengo un crío. ¿Quieres ver fotos?, tengo mil ciento veintisiete en el móvil.
10. ¿Sabes que masturbarte en la calle sigue siendo delito? Dios, treinta putos años de democracia y seguimos así. ¿Tienes un clínex?
Puede ocurrir que, por circunstancias de la vida, llegues a perder contacto con un pesado. Pero, transcurrido el tiempo, cuando menos lo esperes, te lo acabarás encontrado en alguna parte. Y descubrirás que sigue siendo pesado, solo que ahora, además, tiene cosas que contarte.
La siguiente guía pretende proveerte de una serie de recursos que deberás memorizar para tu próximo encuentro con un viejo conocido pesado:
1. Si pasa un coche patrulla a mi espalda, avísame y tírate al suelo, esos hijos de puta no se volverán a reír de mí.
2. Te tengo que dejar porque quiero ver una cosa que echan en YouTube, ya te llamo si eso.
3. Dios, tengo sangre seca en el calzoncillo y el picor me está matando. ¿Me acompañas a una fuente?
4. ¿Te conté que me había hecho miembro de la Iglesia de la Cienciología? ¿Sonríes?, sí, está bien, hay que sonreír, hay que ser feliz, ¿tienes tiempo para un café?
5. Cómo me ponía tu mujer, a veces todavía pienso en ella cuando, bueno, ya sabes. ¿Sigues con ella o qué?
6. Perdona que no te dé la mano, acabo de superar una lepra y desaconsejan el contacto.
7. Te tengo que dejar, que toca un amigo en el Spotify.
8. Estás muy guapo, pero no me hables de tan lejos, ven, acércate, ¿de qué tienes miedo?
9. Ahora tengo un crío. ¿Quieres ver fotos?, tengo mil ciento veintisiete en el móvil.
10. ¿Sabes que masturbarte en la calle sigue siendo delito? Dios, treinta putos años de democracia y seguimos así. ¿Tienes un clínex?
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