
La fiebre por el revisionismo histórico no tiene límites. El presidente del PP, Mariano Rajoy, lo evidenció ayer al comparar el puño en alto con el que se acostumbra a cantar la Internacional con la mano extendida del saludo fascista. Como era de esperar, al líder conservador no le gustó la clásica fotografía del mitin del PSOE y del sindicato UGT en Rodiezmo (León), con los dirigentes de ambas formaciones cantando el himno, pero al intentar expresar su rechazo no pudo evitar el paralelismo de imaginarse a los suyos recuperando los viejos tiempos de los discursos de Franco en la plaza de Oriente, y se preguntó sobre los efectos de una foto similar con ministros con la mano extendida.
Sucedió en una visita de Rajoy a la sede de la edición digital del diario El Mundo para someterse a las preguntas de los internautas. Cuestionado por la fotografía, recurrió inicialmente a la ironía. "Mientras no me lo estampen en la cara el puño... me da igual", dijo. Y luego cargó contra la ministra de Igualdad, Bibiana Aído, y contra la secretaria de organización del PSOE, Leire Pajín, protagonistas de la imagen junto a un José Luis Rodríguez Zapatero que, como es habitual en estos casos, canta sin levantar el brazo. Rajoy calificó de "triste y antiguo" que personas "que apenas superan los 30 años estén con el puño en alto".